miércoles, 25 de agosto de 2010

Egoista.


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Se que no lo entiendes… se que en este preciso momento te preguntas una y otra vez el por qué, te pido no lo hagas… no cuestiones por qué lo hecho, y no te culpes al no encontrar una respuesta que llene el hecho que tu hija menor esta muerta…

Siempre me viste como la más fuerte y templada de tus tres hijos, quizás nunca fue tan así… no te culpo por no darte cuenta cómo hacía años comenzaba a apretar la cuerda en torno a mi garganta, siempre supe ocultarlo muy bien, a todos, a ti más que nadie, siempre fui una buena mentirosa… supongo en el fondo lo sabías. Mentirosa y bastante manipuladora cuando se me antojaba evadir sus ojos en torno a mi y observar hacia otro lado.

¿Qué pasará ahora conmigo, mamá? ¿Crees que me he ido al infierno por ser una suicida? Te digo, no lo creas… el infierno no existe para mi, lo creo con tan ferviente convicción que se, en este instante que tú lees esto yo simplemente ya no existo… ¿ves por qué nunca me gustó el catolicismo? creo que nunca me agradó la idea de aceptar una doctrina que fuese a condenarme irrevocablemente a un lugar tan espantoso… sí, el suicidio era una carta que reservé mucho tiempo, nunca me agradó la incertidumbre de no saber cuando acabaría mi propia vida… libre albedrío para todo, pues bien, también lo quise para el momento de mi muerte.

Mi último acto de egoísmo contra el mundo, te pido perdón por eso, más no quiero que me perdones, ¿cómo perdonarme tal acto? si tú lo hubieses hecho yo no te lo hubiese perdonado, así que conmigo no lo hagas, más sólo te pido que entiendas que esto jamás fue por ti, a ti te amo, con cada ladito de mi corazón, de manera dolorosamente maravillosa, no fue por ti, ni por nadie que haya conocido en mis veintidós años de vida, todo fue por mi… nada más que yo .

No te culpes, y no busques culpables… jamás encontrarás razón satisfactoria porque jamás entenderás a cabalidad los motivos que me han llevado a hacer esto… se que el motor que mueve los anhelos y acciones de cada persona es un universo complejo y único para cada uno… no pido entiendas el mío, no deseo que lo hagas, hay muchas cosas que deseo silenciar con mi fallecimiento, no me hagas esto… no busques más razones que las que te expongo acá: yo deseaba morir, mamá… quería hacerlo, no aguantaba ni quería continuar soportando otro día más… el respirar se hizo agónico y tedioso, el ver se transformó en un tormento interno, el escuchar una tortura…

Simplemente quería acabar con esto.

Poner el punto final y ya.

Se que no lo entiendes…

No lo entenderás jamás.

No pidas al destino cambiar, porque yo lo deseé así… yo quería esto madre.

Dile a mis hermanos y a mi papá que los amo, especialmente a mi hermano Pablo, dile que sin él todo hubiese sido más oscuro desde mucho antes.

Cumplí mi último deseo madre.

Cumplí esto.

No te quedes con que fui infeliz por esto, mi último pensamiento te aseguro fue acompañado con una sonrisa.

Te amo, hasta mi último respiro, y más, si existiera conciencia después de esto, te lo aseguro.

Florencia.

sábado, 16 de mayo de 2009

Cuentos Inconclusos I


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Hoy día me desperté escuchando esta canción.... me trajo muchos recuerdos y bueno, un pequeño rayo de inspiración, he aquí el resultado. Le he llamado "Cuentos inconclusos" porque pertenece a una serie de pequeños cuentos, relatos situados en instantes en que, al menos a mi manera de ver, no hay un inicio ni un final demarcado.

Aquí esta el primero:

Abrió los ojos y miró hacia el techo de su habitación, el resplandor del sol colándose entre las cortinas dibujaba surrealistas formas allá, donde mirara. Suspiró. Su cabeza dolía horriblemente, y sabía que era porque nuevamente se había dormido mientras lloraba, como lo hacía desde hacía dos meses. Purgando con lágrimas lo que la mente y el corazón se negaban a aceptar.

Cerró los ojos y sintió el aroma a café recién hecho, casi podía sentir los pasos en la cocina, el canturreo ilegible de alguien en la habitación contigua, al final del corto pasillo.

- ¿Reina o plebeya?- gritaron desde la lejanía, ella sonrió, era la manera de saber si aquella mañana tomaría desayuno en la cama o se levantaría.

- ¡Reina!- respondió mientras se desperezaba y arreglaba unos cojines a sus espaldas para esperarlo a él.

Y él entró a la habitación como cada mañana, con una sonrisa que hacía que todo lo demás perdiese encanto, porque su corazón se cuadraba a los latidos de él. Siempre le había parecido que el corazón de ambos era una sola pequeña máquina funcionando, con dos partes indivisibles de inefable perfección.

Tomaron desayuno juntos, mientras los rayos del sol daban a los pies de la cama, los brazos de él la acurrucaron luego de haber dejado la bandeja en el piso. Ella respiraba el exquisito aroma de su piel, era otoño, viento, bosque, mar, era brisa y tormenta, era él.

Sintió un beso en su coronilla mientras el abrazo se hacía más estrecho.

- ¿Y que más le apetece a la Reina hacer el día de hoy?- preguntó él.

Ella rió y se volteó levemente para poder observarlo.

- Quiere estar con su Rey…

- Eso no entra en discusión- replicó él con una sonrisa- ¿Algo más?

- ¿Debería desear algo más?- preguntó ella.

Abrió los ojos mientras el frío se apoderaba de ella, ella sola en aquella inmensa cama. Se acunó abrazando sus rodillas mientras el sol se colaba con descaro entre las cortinas, llegando un potente haz de luz justo a ella. Deseó desaparecer, deseó desvanecerse en el aire, deseó haber aclarado que le apetecía estar con su Rey por la eternidad…

Él se había ido… y ella no pudo seguirlo. Su cuerpo convulsionó de dolor mientras un gemido rompía el silencio de aquella mañana… como todas las mañanas desde hacía dos meses, repitiendo aquel ritual de dolor, donde los recuerdos y la desolación bailaban una danza eterna y agónica… incesante.

Cerró los ojos mientras el sol le daba de lleno en el rostro, brindándole una calidez que no creía merecer.

- ¿Serás feliz por los dos?

- No puedo…

- Si puedes… y lo serás…

- No me dejes…

- No lo haré, estaré contigo siempre…

- No de la forma en que yo quiero.

- No siempre tenemos lo que queremos- respondió sabiamente él, tomando su mano.

- Te amo

- Te amo y te amaré siempre…

Y ella lloró en aquella fría pieza de hospital, mientras la luz abandonaba todo resquicio en el rostro de él.

De eso hacía ya dos meses…

jueves, 14 de mayo de 2009

Le Premiere

Ok. La creación de este blog es sólo porque éste ---> http://sientateyleeunpoco.blogspot.com lo dejaré única y exclusivamente para subir capítulos de Redención. Será en este blog dónde yo dejaré los avisos a mis lectores, comentaré cosas varias, quizás suba pequeños cuentos o creaciones aparte.


Saludos.